Diamantes de Sal Rosa, la culminación de la exclusividad de Thai Garden

Cansados de esos restaurantes de moda donde el leit motiv es ir, para ver y ser vistos, el camaleónico Emilio Carcur, fundador de ese icónico Thai Garden de la calle Jorge Juan, nos sorprendía, hace ya tres años, con un novedoso concepto protagonizado por la exclusividad y la privacidad. Un espacio mágico, al que ir para no ser vistos, mientras nos adentramos en un inolvidable viaje sensorial que nos traslada al país de las mil sonrisas a través de los cinco sentidos.

Ubicado a la altura del numero trece de la calle Eguilaz, en pleno corazón del barrio madrileño de Chamberí, traspasar el umbral de Diamantes de Sal Rosa significa adentrarse en una inolvidable aventura que traspasa los límites de lo puramente gastronómico. En su única mesa, para un máximo de ocho comensales, podremos disfrutar de la máxima expresión de la exclusividad, con una hermética privacidad difícil de encontrar.

Un innovador concepto, que rompe con los parámetros establecidos dentro del mundo de la hostelería, para otorgarle un protagonismo indiscutible a las exóticas elaboraciones que salen de su cocina y que nos trasladan a Tailandia con esos inconfundibles aromas, sabores y matices, que nos conquistan el paladar y nos embriagan los sentidos.

Su artífice, el extravagante Emilio Carcur, nos sorprende con un íntimo y exclusivo espacio, con ese impecable gusto que caracteriza todos sus proyectos. Tal vez, Diamantes de Sal Rosa sea la culminación de su ajetreada cabeza, que ha plasmado un diminuto espacio que nos sorprende por su impresionante suelo. Una espectacular alfombra formada por mil kilos de sal rosa del Himalaya, que se complementa con los delicados cristales, también de sal, que cuelgan del techo, confiriendo al ambiente un aura de magia que nos adentrará de lleno en esta inolvidable experiencia.

Diamantes de Sal Rosa cuenta, además, con un impecable servicio de Take Away y Delivery, para cuando queramos saborear las exquisiteces que salen de su cocina en el calor del hogar, aunque sin duda, merece la pena de disfrutar de la experiencia in situ, con la exclusividad que conlleva el tener un restaurante solo para nosotros.

Nuestra velada en Diamantes de Sal Rosa comenzó con unos exóticos cacahuetes que aderezan con cúrcuma. Un agradable detalle de bienvenida que dio paso al aperitivo golden bad. Una crujiente oblea de arroz rellena de queso brie con nueces de macadamia y queso fundido con toque de pimienta roja. Continuamos con una exquisita sopa tom kai, que elaboran a fuego lento con leche de coco, tiras de pollo y champiñones con hierbas thai. Una auténtica delicia para el paladar que nos condujo a la sorprendente Chorladada. Un llamativo dumpling de color rosado que preparan con harina de arroz y tapioca rellena de cacahuetes. Un pequeño gran bocado con la esencia de Tailandia que compartió protagonismo con las seductoras perlas thai. Unas riquísimas vieiras con ligera salsa de mantequilla ghee y cilantro.

La ensalada laab kai con pollo picado y macerado en salsa agripicante, que probamos a continuación, nos resultó una receta ligera y refrescante, que nos ayudó a limpiar el paladar antes de pasar a probar los platos principales.

En primer lugar, degustamos unos exquisitos carabineros al curry rojo con ese acertado punto picante de la gastronomía thai que tanto nos gusta, para continuar con un sensacional y ligero rape sobre lecho de vermicelli al vapor. Por último, saboreamos un tierno solomillo de ternera a la pimienta roja que disfrutamos de principio a fin, antes de sucumbir a los encantos del kao miao mamuang. Un cremoso flan al estilo tailandés que nos acabó de enamorar el paladar.

Diamantes de Sal Rosa, el exclusivo restaurante tailandés de Emilio Carcur nos sorprende en su única mesa con un original concepto protagonizado por el lujo y la privacidad. Un destino mágico en pleno corazón de Madrid, donde desconectar del frenético caos urbanita para adentrarnos en un inolvidable viaje al país de las mil sonrisas a través de los cinco sentidos.